Volver
Apenas llegar al trote desparejo
y plantarte sin enmiendas por lo bajo;
recuperar el sueño que perdiste,
amordazar la noche en que te fuiste,
dilucidar la suerte oscurecida.
Acaso decidir sobre los cielos,
deleznar el fuego y sus cenizas,
y empapar la tierra toda
con el agua de unos ojos comprensibles
en lo errático del tiempo y la memoria.
Eso basta para ser en un segundo
universo elemental y la distancia
entre ojos y el infierno tremebundo.
Agustina Ariana D’Andrea, 08-03-2007, 03:38 am.
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