Soy el olvido.
Te abriré un espacio en mi lecho.
Guardaste el silencio que me hizo
resplandecer en la nada.
Ahora
te vuelves
y callas.
Me diste la vida
con un soplido divino de vapor sagrado
colmado de fuego y de sombras,
de oscuros, de cuartos vacíos,
de lágrimas rotas.
En venganza,
pues duro es mi exilio,
echaré un maleficio a tus párpados.
Ahora
si vuelves
estallan.
Agustina Ariana D’Andrea, 21-02-2006, 11:28 am.
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