18 feb 2008

Poetas

Es que el silencio solo
sabe inscribirse donde ya no hay nada.
Sabe inaugurar espacios inexistentes,
abre brechas de tiempo derramado en almohadas,
en ausentes cigarros,
en colillas gastadas.

Se escapa por hendijas
mofándose en la cara de los seres vacíos
que nada poseyeron,
que aguardan en la nada una nota articulada.
Ellos caminan solos por calles empedradas
y acaso las revisten de sólida nostalgia.

Es que el silencio quieto
siempre vuelve a engullirlos,
violador de palabras inservibles,
asesino de noches de desvelo,
visitante que extingue los atroces improperios
de aquello que se dice poesía.

Hay un tambor que suena en lo profundo.
Buenos Aires está hecha de silencio:
en ella se quiebran los faroles del pasado
y la memoria adusta
de aquello que no fue y que sin embargo
quema en el pecho como una estocada
sangrienta, palpitante, irreversible,
vacía de silencio y desnuda de palabras.

2 comentarios:

Jáuregui dijo...

estos dos últimos me gustaron, tienen un sabor muy tanguero, me parece que el choclazo anterior dejó huella... nos vemos!

Dani.. dijo...

...de aquello que no fue y que sin embargo
quema en el pecho como una estocada
y porqué no de aquello que no fue y que sin embargo aun sigues juntando una a una las lagrimas que rebalsan de la transparencia de tu alma..
Me gustan mucho tus escritos
Te felicito!
Dani..