Las cosas que no tienen nombre
van delineando formas en lo informe.
La forma de unos labios
para la rosa siempre roja de tu risa,
innominada
como la forma de unas manos
para inscribir el mar de toda tu poesía,
o en silencio
dejar al descubierto una mirada
para moldear la forma de tus besos,
dar forma luego a los sonidos
que inventan en el aire tus palabras,
melodías vestidas
de un áspero contralto enardecido
que desnuda el deseo,
darle forma a tu cuerpo
con la punta de mi lengua estilográfica,
inventar las palabras,
inventar los verbos,
inventar la música,
inventarte
porque no tienes nombre,
inventarte en la sustancia
tan inefable como todas esas cosas
que abarcas,
si no estás y te siento,
si me vences
te advierto
en esas formas dormidas
del nombre que no tienes,
si es que alguno alcanzare
podría yo narrarte,
amor puro en el aire que no somos.
Y te quiero sin nombre entre mis sábanas,
te quiero sin adornos,
sin ropa y sin palabras.
Yo quiero inenarrable
tu amor hasta la muerte.
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