Es ésta la noche de las noches
de los cálices sagrados de tu fuego
e inoportunamente me haces falta.
Algunos astros caen de los cielos.
Algún rostro se dibuja en la memoria
de las estrellas solas.
Deseo el sueño roto de esos charcos
que trizaste, invisibles todas ellas
en tu doliente sur o acaso
una luna esparcida entre las grietas
de mudos adoquines en mi Buenos Aires.
Hay un recuerdo informe que se inmola.
¡Oh sinvergüenza que has venido a maniatarme!
Demórate en perderme y encontrarme
y no te vayas sin creértelo,
por una vez responde
al nombre que no tienes y me empeño en buscarte,
si apenas pronunciare
el silencio inasible de tu maravilla
y tú, entre las volutas de la tarde,
te volvieres
hacia mi cofradía de pensarte.
2 comentarios:
Hermoso poema, Agus.
Ha sido un placer leerte.
Te dejo un abrazo.
Que hermoso poema!
Que triste la vida de aquel que desea o ama a quien no le corresponde.
Que tristes las noches de soledad donde esperas a quien no va a venir.
Que triste vivir atado a un recuerdo que no te recuerda..
Pff.. si me habre sentido asi..
Un saludo, un gusto pasar por aca
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