Las horas pasan
librando todo al eco de tu nombre,
buscando los misterios de la sangre y las palabras
si acaso convergieren
en tu suerte y en mi suerte,
si abriesen este hueco en el espacio
y no en los sueños.
Hundimos en el ojo de la noche
la ganzúa oxidada del silencio,
el verbo inútil,
la sabia despedida de un secreto,
el suicidio del norte
y la cruz en la espalda de los muertos
que anclaron en un tiempo
dormido de vigilias
o despierto.
3 comentarios:
la crueldad del cara a cara cuando los rostros se han desgastado por no ver....poema doloroso y exacto en el decir...me gusto muchisimo
Agus
Llevaba tiempo sin leerte y encuentro la misma jerarquía poética vistiendo a tu pluma.
Un cálido abrazo.
Ese je? Eserejé? je. Muy bien por mí venir acá y leerla. Se abre el esternón, y suena como dedos estrujándose. Me hace linda su parte de lenguaje del corazón.
Salú
Lucía
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