La noche me demora en tu recuerdo,
y sigo sin
poder nombrarte.
Algo
cambió. Ya no escribo sin puntos ni comas
ni mayúsculas.
Las palabras tocan los bordes de las cosas
—pájaros multiformes
y heteróclitos—
y su
ausencia es de todos los colores, y la tuya
duerme furiosa,
y furiosa se despierta de repente,
y un
secreto quiere poner fin a sus días
diciéndose,
pero resiste: parece que la muerte
me anda un
poco esquiva últimamente.
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