24 jul 2005

Porque somos cobardes

Porque somos cobardes y silentes
nos tiroteamos virtualmente en los zaguanes
de la astucia. Navajeamos la esperanza,
descuartizamos la ignorancia, compartimos
un submundo que parece inacabado,
nos regodeamos con los cuentos y las horas
y los mates del momento que en algún momento fuimos.

Porque somos cobardes y sabemos que morimos
deshacemos la desidia, esclarecemos lo oscuro.
Viajamos por las calles escuetas de un extraño esperanto
que también es etéreo, intangible, un muro desconocido
a lo que circunda el cemento;
es una insignia del viento.

Armados con las palabras que se creyeron nefastas
en otra era, sublevamos las inciertas respuestas.
Henchidas las porquerías en arrabales del alma
de la humanidad, esgrimen sangrantes corazones
humildes y aborrecidos, desamparados, añejos,
pero que no se rinden. Es la razón de ser
de los tugurios moribundos que nos habitan.

No era, en síntesis, tan fácil escaparle a la memoria;
el punto se fue agrandando hasta perderse en sus límites.
Y en algún lugar sin nombre del eterno universo
existe acaso y perdura nuestro encuentro... y su artífice.

Agustina Ariana D’Andrea, 20-06-2005, 01:44 am.

No hay comentarios.: